Poesía había clavícula
al costado mordiendo imperiosamente una caminata malasañera a cada escrito
pulgar tan avanzada hora para reconocerla la he mirado surcado poniente silueta
mi kiosko aspirina tomado milenios diera qué niño sale había soñado si
larguísimas al acercarme descomponía el pecho intuía carne salta al oído muy
gelatina el músculo separándome mí en aquella calle la palma pegada sin querer
perder el ojo suyo fuente danza en mi funicular mestizo dientes cerilla no
quería despegarme párpados su vocal intercambiaba fibra sudor por el costado la
voz deambulando muy delgadamente la luz es y lo sabía pupila reducida siendo la
noche y la deconstrucción es un proceso dije asentando sonriente a todos
defectos patriarcal el derrumbe nación no lo supe de pequeño y el rojo su
cabeza más fue mirada e hinchado nada cursi ocurría ya sí vamos en mi mercado
papaya desayuno podemos me desprendo un poquito mejor tranvía entonces como un
dos de mayo lateando un beso deja ya cursilería me ha descarnado bemba no
importa el muerto no muerto llueve qué adolescente decapitado acariciando
hierba en las uñas y un rostro más Kandinsky que Picasso constelación no
escribas constelación mide la azúcar pero le gusta ecuestre ya mis orejas de la
cópula del aire unos cabestros han despertado riñones tuertos qué tan lácteo
puede ser un cuerpo qué choclo la fortuna cuánta locomotora incrustada
desgranamos sonoridades de las infancias y no sabemos no esperamos la sombra.
Porque tu cuello y la
lejanía a dos metros limosna sin embargo el purgatorio gracias sangre por
aliento clavado aquí oscuridad de sombrero para arrancarle vida a la vida
altura de labios en la locura vaso de lágrimas y tu subsistir bisonte pliegues
subsuelo de mente de lamparillas descuelgan su aroma arbitrario y mi paciencia
cucharón de tu rojo suave hasta el suelo rojo pelo por mis dientes
descontrolados un pie suelto y la cortina debajo de mi anudado curiosamente
ángel cual brazo brotó en la bombilla todos desnudos como viejos zapatos debajo
de la cierto es eriza los vidrios animales fue ansia sapos que no se han
escrito en cabeza impenetrable por polillas muerte ciega muerte pupila a la inútilplegariadepapel yace inmediato en
su fondo quería sus esquinas y abrazarlas en mi desierto altísimo las
hortalizas qué pinta el alba la carne su deglución en cama silente frágil es
obvio temblor su mano dibujé su nombre entendía mi desarme la noche sus ojos
son la noche llorando y brotaba.
Gio.
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